¿De cuál pareja debería hacer el siguiente especial?
Annie Y Finnick!
Disfruten!
La Flor de Agua
Los Juegos son de las últimas
cosas que se olvidan.
No he superado la muerte de
Daren. Mi compañero de Distrito; de hecho, no he superado ninguna aunque no
tenga la sangre en mis manos. Da igual cuando eres la Vencedora. Da igual
cuando todo te parece muerte y peligro. Nada en su lugar y mucho menos tu
antigua vida.
Siempre he querido distinguir los
recuerdos de la realidad. Distinguirlo a él. Sobre todo sus ojos tan parecidos
al mar. Su pelo brillante al atardecer cuando nada.
Pero todo es inútil.
No lo escucho. No lo veo y
tampoco lo encuentro.
Sé que estoy loca. Los hombres de
bata blanca me lo dijeron y lo estamparon en el brazalete plateado que llevo
siempre en mi muñeca. Lo siento, aunque me da igual. No me entienden y no saben
lo que se siente. Esas cosas que dicen son tan solo comentarios hipócritas de
gente que considera lo que ve por fuera. Si tan solo me vieran por dentro.
Verían cuando lo degollaron. Verían la presa hacerse pedazos y verían a todos y
cada uno tratando de mantenerse a flote y el sonido de los cañonazos acabarlos
uno por uno.
Estarían igual. O peor que yo.
Mis manos tocan algo siempre
suave. Arena. Y mis ojos, perdidos tras aquellos gritos y sonidos de armas
letales entrando en la carne de un chico, siempre ven el mar. Siempre
recuerdan. Pero nunca saben hacerme caso y quedarse en solo un recuerdo bueno.
Siempre vuelve a la muerte. Siempre vuelve a los Juegos.
Hola Annie.
Finnick. Finnick Odair. El chico
más aclamado del Capitolio. El más guapo. El que ganó los Juegos a sus catorce
años. El del tridente y las redes. El chico que siempre está a mi lado aunque
nunca sé si es real o no. ¿Cómo puedo saberlo? Estoy… enamorada. Lo tengo
siempre en mi mente. Aunque nunca pueda sonreír ante su recuerdo lo suficiente
como para convencerme de que todo es pasado. De nuevo, los recuerdos me invaden
desde cada ángulo. Rompiendo su sonrisa, su rostro, sus ojos.
¿Qué más puedo hacer?
Quisiera besarlo de nuevo.
Quisiera acunarme en sus brazos y mirar el agua. Nadar y sonreír. Quisiera
amarlo más. Quisiera que él también me lo dijera.
Una voz. Su voz es mi música de
fondo que poco a poco logro distinguir con más claridad.
Está triste. ¿Dónde estás?
−… dicen que vas a estar bien. Yo
lo creo también –no lo veo pero si lo escucho –Eres muy fuerte Annie. Eres fuerte,
inteligente, valiente, dulce y… hermosa.
¡Oh! ¡Finnick! ¿Por qué tengo que
estar atrapada en mi propia mente y no poder estar a tu lado? Decirte que te
amo. Que eres mucho más de lo que todo Panem piensa.
De que te encantan las ostras,
los azucarillos cuando estás nervioso, que pescas casi todo lo que comes, que
odias el color amarillo, que le temes a las alturas, que sabes más de mí que yo
de ti. Que para mí eres un dios. Que todo lo que digo en este momento es de
verdad y me da tranquilidad. Que aleja cualquier pensamiento de muerte que pude
tener que todo lo que necesito es estar contigo.
Solo eso.
− Annie… si me puedes oír. O por
lo menos responder… hazlo –su voz se rompe – Estoy muriendo viéndote así. Yo…yo…
quisiera que escucharas todo lo que digo. Que sintieras tu mano con la mía. Que
sonrieras al menos.
La realidad me transporta a la
playa del Distrito 4 otra vez. Finn tiene una red en su mano derecha y la otra
en la mía. Sus ojos se iluminan cuando su mirada se cruza con la mía. Pero de
repente, aquellos océanos líquidos se vuelven tristes y tormentosos.
− Annie… Por favor. Di algo. Lo
que sea –su mano pasa por mi pelo colocándome una flor de color azul sobre la
oreja –Mira… No lo soporto más. Te lo suplico.
Busco a tientas mis cuerdas
vocales pero parecen haber desaparecido. Lo miro con tristeza y luego mi vista
se vuelve al atardecer y al mar. Lágrimas ruedan por mis mejillas y no contengo
nada. ¿Por qué ahora? ¿Qué hice yo? ¿Qué me hicieron? Mis manos pasan a mi
cabeza y empiezo a acunarme con las piernas cruzadas antes de empezar a
sollozar.
− Annie… No… Por favor… No –ruega
desesperadamente Finnick -¡No me hagas esto!
Sus brazos me rodean pero aún
sigo llorando.
− Annie… ¡No sé qué hacer! ¡Ayúdame!
¡Ayúdame a salir de esto! –su voz llora -¡Ayúdame a recuperarte! ¡No puedo
vivir sin ti!
Mis labios tiemblan y mi
expresión varía entre la desolación y el terror. Busco la calidez de sus
brazos. Busco cualquier indicio de sus ojos. Busco algo a lo que aferrarme y no
soltar nunca jamás. Pero si me sujeto a sus lamentos y los míos. Solo terminaré
aún más atascada aquí.
− ¡Annie… Por favor… Te… Te amo!
Abro los ojos. Mi corazón da un
vuelco. Mi espalda tiene un escalofrío. Mis piernas se tensan. Mis manos paran
de temblar y las lágrimas se despejan.
¿Qué… qué dijo?
Me vuelvo hacia su rostro que
tiene los ojos enrojecidos y lágrimas en las mejillas. Giro mi cuerpo y tomo su
rostro entre mis manos. Finn me mira inquieto. Mi voz empieza a salir.
− Yo…Yo…t…Yo…también –respondí
En sus labios apareció una
sonrisa y me besó.
Sus labios, húmedos por sus lágrimas aún me
transportaron a ese universo que me daba tranquilidad. Volví en mí
QuebonitoooooQuebonitoooo!!! Me encanta. Precioso. Me como a Finnick. GRRRRR FINNICK. Besos:)
ResponderEliminarY eso que estaba medio dormida cuando lo hice! Finick + Azucarilos = MEGAULTRARECONTRACOMESTIBLE! :)
Eliminar