¿Quién se vio los MTV Movie Awards? Grandiosos como siempre!
Agarro
la mano que toca mi frente con firmeza y la mirada fría y asesina. Veo el
rostro de Light cerca de mí. Está manchado con lodo y algo de sangre seca. Veo
dos heridas. Una en su mejilla derecha y otra en su frente. Ambas con pinta de
haber sido con un cuchillo. Sus ojos marrones me miran confundidos y extrañados
aunque tienen ese destello de esperanza y alegría que solo recuerdo de momentos
felices. Sus labios están medio abiertos y son de un color rosa oscuro. Él está
bien.
Reconozco
la carpa. El sonido del agua de una cascada cercana pero ahora todo parece más
oscuro. ¿Está anocheciendo? No, debe ser la cueva en la que nos ocultamos.
Reconozco el brillo inusual de una linterna a lo lejos. Nik dedujo.
Vuelvo
mi mirada a Light quien solo está mirándome.
−
Light yo… -no logro contestar pues siento la presión de sus labios sobre los
míos.
Su
beso es desesperado. Casi necesitado. ¿Y cómo no? Lo dejé solo, oculta en mis
sueños por lo que parece mucho tiempo. Logro sentarme sin sentir dolor y tocar
su mejilla con mi mano. Él me toma del cuello y me acerca más a él. Siento de
nuevo mi corazón acelerar. Tan rápido que todo me empieza a dar vueltas. Trato
de acercarme más a él pero el dolor me olvidar esa idea. Gimo de dolor y me
aparto. Light me toma de las manos y me ayuda a recostarme.
−
Tienes el tobillo infamado. Te golpeaste en la cabeza y en el brazo izquierdo –me
dice en un tono tranquilo. Vuelvo a tocar su mejilla con mi mano y el parece feliz.
−
¿Y tú? ¿Cómo estás? –pregunto
Light
duda en responder un minuto. Quizá no
escogí mis palabras con cuidado. Trato de sonreír en medio de la oscuridad. Él
no me hace casi y mira al suelo.
−
He estado…muriendo –dice al fin mirándome a los ojos.
No
logro preguntar nada, tengo un nudo en la garganta y mi mano se congela en su
rostro.
−
Anoche, la chica Mia. Se cruzó con nosotros en las montañas. Estaba bastante
herida en el cuello. Solo… solo le evité el dolor –su voz se quiebra.
Light
parece perturbado. Nunca pensé que matar le perturbaría y es allí cuando me
pregunto ¿qué piensas? ¿Ahora? ¿Siempre?
−
¿Qué piensas? –las palabras salen disparadas de mi boca. Quiero oírlo pero… ¿puedo?
Su
rostro parece triste. Una ola de imágenes me llena. Nosotros más que todo,
nuestros padres y lo que hubiera sido de
nosotros de no haber sido condenados a esto. Siento un dolor en el pecho y
empiezo a llorar en silencio.
−
En ti –responde –siempre en eso.
En
ese momento entra Nik.
−
¿Ivy? –dice al verme.
Contengo
la voz quebrada y respondo:
−Hola
–mi voz, gracias a Dios suena normal.
−
¿Cómo te sientes? –me pregunta. Light me sostiene fuerte de la mano.
−
Bien. Gracias
−
¿Hay novedades? –pregunta Light con su mano enlazada entre las mías.
−
No muchas como creía… ¿Recuerdas los chicos del 9, los ocultos en la grita más
al norte? –Light asiente –Bueno, al parecer la chica murió esta mañana de
hambre y él. Lo acabo de ver bastante mal. No sobrevivirá más allá de esta
noche.
−
¿Cómo… verlo? –pregunto confundida.
−
Ah sí, eh… nos enviaron dos paracaídas. Uno con unos binoculares y el otro con
una canasta de comida –dice Light casi burlándose –la comida llegó esta mañana
así que si quieres un poco…
Me
toco el estómago sintiendo el vacío en él. Tengo mucha hambre.
−
Sí –respondo antes de que el me dé un breve beso en los labios y salga de la
carpa hacia una nueva oscuridad. Me quedo con Nik.
Al
principio me examino levemente. Moviendo los músculos, tocando algunas partes
como mis tobillos y mi abdomen. Me doy cuenta que no estoy tan mal como creí.
Tengo un ligero corte en mi antebrazo izquierdo. Mi tobillo mejorará si no lo
esfuerzo y mi cabeza, duele pero, me alegra seguir con vida.
Nik
no dice ni una palabra. Se queda mirándome un rato. Light me trae la comida y empiezo
a devorar un estofado de carne y patatas. Hay una pequeña porción de arroz y
patatas. Como con agrado y se me secan las lágrimas intactas en mis mejillas.
Nadie se da cuenta que pienso ni que siento ahora. Solo como lentamente y
espero a que alguien diga algo.
Light
me toma de la mano. Me acaricia el pelo mientras todo está en silencio.
Me
siento bien. Me siento casi en casa…
Escucho
el cañonazo tarde, Nik y Light están dormidos. Pero yo… solo me siento sorprendida.
Suena el himno y salgo de la tienda. La oscuridad es inmensa y no logro
distinguir nada. Cojeo un poco hasta llegar a la pared de agua cristalina que
me separa de lo demás, la cruzo mojándome toda. Miro al cielo y veo dos
rostros. Ambos rotulados con el Distrito
9. Suspiro y hago silencio. Se termina el himno y luego solo hay una voz.
Una voz que no distingo y que anuncia el inicio de la verdadera batalla.
−
¡Atención Tributos! ¡Según la especialidad del desarrollo de estos Juegos, Los
Vigilantes, amparados bajo el mando del Gobierno de Panem, se ha decidido que
dos vencedores serán coronados con tal que sean un hombre y una mujer. Este
será el único anuncio. –la voz desapareció entre el sonido y el viento de los
extraños árboles.
Empecé
a calcular de nuevo una infinidad de posibilidades de salir viva de aquí junto
con Light. Los Vigilantes se habían encargado de dejarnos demasiado bien
librados de trampas y demás amenazas hasta ahora, pero eso no podía durar para
siempre. No era justo además, por más que quisiera volver a casa. Hay chicos
que también lo desean. Nik, es un buen ejemplo. Liam, Selly y los otros que
hay.
Quedamos
ocho y eso me empieza a aterrar. Cada vez estamos más cerca de eliminarnos
entre sí.
−
¿Ivy? –una voz desconocida me llega a los oídos. Es más un susurro pidiendo
auxilio. No es Nik, ni tampoco Light –Ivy, ¿eres tú?
Miro
hacia la fuente de aquella voz. Un arbusto de bayas a mi izquierda. Cerca del
río y de la cascada. No grites, Ivy. No.
Su rostro está ensangrentado y al parecer no puede verme. Camino sigilosamente
hacia aquel arbusto. Es una voz masculina.
Lo
encuentro acurrucado como un pequeño niño luego de una pesadilla. Trae la
camisa negra hecha trizas, los pantalones llenos de un olor a carne putrefacta
y sangre seca. Sus mechones oscuros parecen una masa viscosa. Su cabeza se alza
hacia mí y contengo un grito ahogado.
Es
Liam y…
No
tiene ojos…
Sé que es algo corto teniendo en cuenta que es el capítulo 20 y eso pero... es aquí cuando empieza verdaderamente un lugar para sobrevivir.
Como se los prometí... Aquí está un especial de Cato X Clove. Terminé de escribirlo ayer y me gustó, espero que a ustedes también.
Cato X Clove
... Y así ocurrió
Clove sigue dormida en su saco de
dormir. Yo solo la miro. Parece tranquila, parece tener buenos sueños y eso me
alegra. No quisiera tener que ver la expresión en su rostro si llega a gritar
por alguna pesadilla. Sería demasiado para mí.
Marvel acaba de morir. Al igual que
le pequeña niñita del 11. Rue, si no me equivoco. La aliada de Katniss. Quien
en estos momentos debe estar buscando al chico amoroso. Si es que no está
muerto aún. No presto demasiada atención a los muertos. Me parecen innecesarios
de ver. Son algo más que inútiles ya. Puede que suene sádico y macabro pero
aquí solo quiero es ir a casa siendo un vencedor. Por algo me presenté como
voluntario en La Cosecha.
Miro la pequeña llama que aún
alumbra tenuemente nuestro campamento escondido ligeramente en el bosque. Podemos ganar los dos –me digo. Podemos regresar juntos a casa con honor y
felicidad. Miro de nuevo a Clove y le aparto unos mechones de pelo del
rostro. Ligeramente recuerdo a Glimmer, no como porque quiera sino porque ese
gesto me recuerda el coqueteo continuo que tuvo conmigo los días que estuvo
viva en la arena. Yo, sin embargo, solo estaba atento a dos cosas, a matar para
vivir y en Clove. Ella sonríe en sueños y yo me sonrojo. Espero que no seamos
el centro de atención. Aunque, con tanto romance en el 12, creo que nosotros
somos un segundo plano.
Miro el cielo de la arena, hoy más
oscuro. Sostengo mi espada con fuerza y espero a que algo nos perturbe. La escucho
temblar unos minutos después por lo que me desprendo de mi chaqueta y se la
pongo. Suelto una pequeña risita irónica. Es increíble que ella me preocupe
tanto y que me halla… enamorado en medio de un ambiente en que solo hay muerte.
Quizá sea una señal de que ambos tuvimos suerte en ese aspecto. No creo que
hubiera podido matarla. Incluso vengaría su muerte. Suspiro y empiezo a
tararear una canción que me recuerda a casa. Una bastante vieja. Del mundo
antiguo. Claro, en ese podían expresarse libremente. Los envidio por eso
algunas veces.
Cierro mis ojos y empiezo a pensar
en cómo hubieran sido nuestras vidas en ese mundo. Se lo bastante de él como
para proyectarlo con claridad, los autos, las casas, sin juegos, solo una vida…
Me quedo pensando en eso y luego me quedo dormido.
Clove me despierta al amanecer. Me
sacude ligeramente y el contacto de su mano con mi brazo me hace estremecer.
Pero es una sensación agradable. Ella caza dos conejos. Les quita la piel y los
cocinamos. Comemos en silencio aunque la miro todo el tiempo. Tiene el aspecto
de una niña pequeña. La piel cremosa, ligeramente bronceada por el sol de estos
días. Su pelo castaño largo recogido en una coleta. Sus ojos clavados en el
suelo. Sus labios besando la carne del conejo que come. Sacudo la cabeza y me
termino la presa.
− ¿Crees que algo interesante pase
hoy? –pregunta mirándome. Un escalofrío me recorre la columna –Me refiero… pues
a todo ese asunto de los “Trágicos amantes” y toda esa porquería.
− Sí –respondo sin dudar –si de
verdad están tan enamorados como dicen estarlo, ya deben estar los dos aliados,
besuqueándose y quién sabe qué más. ¿El chico amoroso sigue vivo?
Ella asiente.
− He estado atenta a cualquier
cosa. Desde el anuncio de los dos ganadores, quiero saber a qué es lo que nos
enfrentamos –ella continúa.
No digo nada, me quedo mirándola y
esto parece incomodarla pues agacha la mirada y mira al suelo avergonzada y
ruborizada. ¿Sabe ella que yo…? ¿Ella está…? No, eso no es posible. No he dado
ningún indicio público de sentimentalismo con ella, o bueno… no en la arena.
Sonrío con picardía.
− ¿Qué pasa? –su tono es cortante
pero es inseguro.
Niego aún sonriente y me sumo en el
recuerdo…
…Llegamos de las sesiones privadas. No me encuentro cansado, todo fue
pan comido. Me siento bien así que voy a mi habitación a descansar un poco,
Brutus me da algunos consejos. La verdad no escucho mucho de lo que dice. Tengo
todo controlado. Me llevan la comida a mi habitación pero tengo que tomar algo
de aire. Después de todo mañana serán las entrevistas y tendré todo el día para
trabajar en mi personalidad a exponer. Escucho algunos pasos y me giro. Ahí
está. Clove. Siento una sensación de nervios y de inseguridad así que me aferro
más fuerte al tubo del pequeño balcón donde estamos. Me vuelvo a la ciudad otra
vez y trato de no pensar en otras cosas. Repaso una estrategia pero no logro
enfocarme por completo.
− ¿Tampoco podías dormir? –su voz es cercana. Me vuelvo y la veo
recostada en el marco de la puerta de cristal con los brazos cruzados, el
cabello oscuro suelto y un camisón de pijama.
Niego al no poder responder con palabras.
Ambos nos quedamos en silencio mirando el colorido espectáculo de luces
de noche del Capitolio.
− ¿Qué crees que será?... me refiero a la arena –pregunta acercándose
hasta quedar a mi lado –quiero decir… no es que tenga miedo pero… siempre es
bueno estar preparada ¿no?
No respondo… Siento sudor en las manos. Ella ríe entre dientes.
− ¿Recuerdas cuando éramos niños? Yo sí. Teníamos mucho miedo de entrar
en la academia. Todos menos tú. Recuerdo que nos conocimos el primer día. No
éramos muy diestros, tampoco astutos, ni siquiera sabíamos fingir… -hace una
pausa -…todo cambia.
No dice nada más tras darse cuenta que no responderé. Pero en vez de eso,
solo quiero mirarla. Su perfil es delicado y sus ojos muy expresivos. Es
pequeña pero… demasiado fuerte. Quizá tenga la guardia baja ahora… ¿Qué?… ¿Por
qué quiero besarte Clove? ¿Por qué?
Sin preguntar. Tomo su cara entre mis manos y aprieto mis labios con los
de ella. Suaves y cálidos, peligrosos y tan atractivos. Me siento un minuto en
medio de la nada. Se me olvida todo. Solo estoy con ella. Nada más…
−… Bueno como no me quieres hablar…iré
a buscar Tributos yo sola. Tal vez me encuentre con los novios y los mate yo
sola –concluye antes de levantarse y dirigirse al bosque.
Yo la sigo esperando que la suerte
esté de nuestro lado.
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