lunes, 4 de junio de 2012

Capítulo XX + Especial

Bueno, henos aquí, el duodécimo capi. Me demoré en terminar el especial un poco pero creo que es algo genial. Además qué otra manera hay para empezar un lunes que con THG? Bueno Tributos. Aquí está el Capi y el Especial. Espero que les guste...
¿Quién se vio los MTV Movie Awards? Grandiosos como siempre!



Agarro la mano que toca mi frente con firmeza y la mirada fría y asesina. Veo el rostro de Light cerca de mí. Está manchado con lodo y algo de sangre seca. Veo dos heridas. Una en su mejilla derecha y otra en su frente. Ambas con pinta de haber sido con un cuchillo. Sus ojos marrones me miran confundidos y extrañados aunque tienen ese destello de esperanza y alegría que solo recuerdo de momentos felices. Sus labios están medio abiertos y son de un color rosa oscuro. Él está bien.
Reconozco la carpa. El sonido del agua de una cascada cercana pero ahora todo parece más oscuro. ¿Está anocheciendo? No, debe ser la cueva en la que nos ocultamos. Reconozco el brillo inusual de una linterna a lo lejos. Nik dedujo.
Vuelvo mi mirada a Light quien solo está mirándome.
− Light yo… -no logro contestar pues siento la presión de sus labios sobre los míos.
Su beso es desesperado. Casi necesitado. ¿Y cómo no? Lo dejé solo, oculta en mis sueños por lo que parece mucho tiempo. Logro sentarme sin sentir dolor y tocar su mejilla con mi mano. Él me toma del cuello y me acerca más a él. Siento de nuevo mi corazón acelerar. Tan rápido que todo me empieza a dar vueltas. Trato de acercarme más a él pero el dolor me olvidar esa idea. Gimo de dolor y me aparto. Light me toma de las manos y me ayuda a recostarme.
− Tienes el tobillo infamado. Te golpeaste en la cabeza y en el brazo izquierdo –me dice en un tono tranquilo. Vuelvo a tocar su mejilla con mi mano  y el parece feliz.
− ¿Y tú? ¿Cómo estás? –pregunto
Light duda en responder un minuto. Quizá  no escogí mis palabras con cuidado. Trato de sonreír en medio de la oscuridad. Él no me hace casi y mira al suelo.
− He estado…muriendo –dice al fin mirándome a los ojos.
No logro preguntar nada, tengo un nudo en la garganta y mi mano se congela en su rostro.
− Anoche, la chica Mia. Se cruzó con nosotros en las montañas. Estaba bastante herida en el cuello. Solo… solo le evité el dolor –su voz se quiebra.
Light parece perturbado. Nunca pensé que matar le perturbaría y es allí cuando me pregunto ¿qué piensas? ¿Ahora? ¿Siempre?
− ¿Qué piensas? –las palabras salen disparadas de mi boca. Quiero oírlo pero… ¿puedo?
Su rostro parece triste. Una ola de imágenes me llena. Nosotros más que todo, nuestros padres y lo  que hubiera sido de nosotros de no haber sido condenados a esto. Siento un dolor en el pecho y empiezo a llorar en silencio.
− En ti –responde –siempre en eso.
En ese momento entra Nik.
− ¿Ivy? –dice al verme.
Contengo la voz quebrada y respondo:
−Hola –mi voz, gracias a Dios suena normal.
− ¿Cómo te sientes? –me pregunta. Light me sostiene fuerte de la mano.
− Bien. Gracias
− ¿Hay novedades? –pregunta Light con su mano enlazada entre las mías.
− No muchas como creía… ¿Recuerdas los chicos del 9, los ocultos en la grita más al norte? –Light asiente –Bueno, al parecer la chica murió esta mañana de hambre y él. Lo acabo de ver bastante mal. No sobrevivirá más allá de esta noche.
− ¿Cómo… verlo? –pregunto confundida.
− Ah sí, eh… nos enviaron dos paracaídas. Uno con unos binoculares y el otro con una canasta de comida –dice Light casi burlándose –la comida llegó esta mañana así que si quieres un poco…
Me toco el estómago sintiendo el vacío en él. Tengo mucha hambre.
− Sí –respondo antes de que el me dé un breve beso en los labios y salga de la carpa hacia una nueva oscuridad. Me quedo con Nik.
Al principio me examino levemente. Moviendo los músculos, tocando algunas partes como mis tobillos y mi abdomen. Me doy cuenta que no estoy tan mal como creí. Tengo un ligero corte en mi antebrazo izquierdo. Mi tobillo mejorará si no lo esfuerzo y mi cabeza, duele pero, me alegra seguir con vida.
Nik no dice ni una palabra. Se queda mirándome un rato. Light me trae la comida y empiezo a devorar un estofado de carne y patatas. Hay una pequeña porción de arroz y patatas. Como con agrado y se me secan las lágrimas intactas en mis mejillas. Nadie se da cuenta que pienso ni que siento ahora. Solo como lentamente y espero a que alguien diga algo.
Light me toma de la mano. Me acaricia el pelo mientras todo está en silencio.
Me siento bien. Me siento casi en casa…

Escucho el cañonazo tarde, Nik y Light están dormidos. Pero yo… solo me siento sorprendida. Suena el himno y salgo de la tienda. La oscuridad es inmensa y no logro distinguir nada. Cojeo un poco hasta llegar a la pared de agua cristalina que me separa de lo demás, la cruzo mojándome toda. Miro al cielo y veo dos rostros. Ambos rotulados con el Distrito 9. Suspiro y hago silencio. Se termina el himno y luego solo hay una voz. Una voz que no distingo y que anuncia el inicio de la verdadera batalla.
− ¡Atención Tributos! ¡Según la especialidad del desarrollo de estos Juegos, Los Vigilantes, amparados bajo el mando del Gobierno de Panem, se ha decidido que dos vencedores serán coronados con tal que sean un hombre y una mujer. Este será el único anuncio. –la voz desapareció entre el sonido y el viento de los extraños árboles.
Empecé a calcular de nuevo una infinidad de posibilidades de salir viva de aquí junto con Light. Los Vigilantes se habían encargado de dejarnos demasiado bien librados de trampas y demás amenazas hasta ahora, pero eso no podía durar para siempre. No era justo además, por más que quisiera volver a casa. Hay chicos que también lo desean. Nik, es un buen ejemplo. Liam, Selly y los otros que hay.
Quedamos ocho y eso me empieza a aterrar. Cada vez estamos más cerca de eliminarnos entre sí.
− ¿Ivy? –una voz desconocida me llega a los oídos. Es más un susurro pidiendo auxilio. No es Nik, ni tampoco Light –Ivy, ¿eres tú?
Miro hacia la fuente de aquella voz. Un arbusto de bayas a mi izquierda. Cerca del río y de la cascada. No grites, Ivy. No. Su rostro está ensangrentado y al parecer no puede verme. Camino sigilosamente hacia aquel arbusto. Es una voz masculina.
Lo encuentro acurrucado como un pequeño niño luego de una pesadilla. Trae la camisa negra hecha trizas, los pantalones llenos de un olor a carne putrefacta y sangre seca. Sus mechones oscuros parecen una masa viscosa. Su cabeza se alza hacia mí y contengo un grito ahogado.
Es Liam y…
No tiene ojos…


Sé que es algo corto teniendo en cuenta que es el capítulo 20 y eso pero... es aquí cuando empieza verdaderamente un lugar para sobrevivir.



Como se los prometí... Aquí está un especial de Cato X Clove. Terminé de escribirlo ayer y me gustó, espero que a ustedes también.

Cato X Clove 
... Y así ocurrió




Clove sigue dormida en su saco de dormir. Yo solo la miro. Parece tranquila, parece tener buenos sueños y eso me alegra. No quisiera tener que ver la expresión en su rostro si llega a gritar por alguna pesadilla. Sería demasiado para mí.
Marvel acaba de morir. Al igual que le pequeña niñita del 11. Rue, si no me equivoco. La aliada de Katniss. Quien en estos momentos debe estar buscando al chico amoroso. Si es que no está muerto aún. No presto demasiada atención a los muertos. Me parecen innecesarios de ver. Son algo más que inútiles ya. Puede que suene sádico y macabro pero aquí solo quiero es ir a casa siendo un vencedor. Por algo me presenté como voluntario en La Cosecha.
Miro la pequeña llama que aún alumbra tenuemente nuestro campamento escondido ligeramente en el bosque. Podemos ganar los dos –me digo. Podemos regresar juntos a casa con honor y felicidad. Miro de nuevo a Clove y le aparto unos mechones de pelo del rostro. Ligeramente recuerdo a Glimmer, no como porque quiera sino porque ese gesto me recuerda el coqueteo continuo que tuvo conmigo los días que estuvo viva en la arena. Yo, sin embargo, solo estaba atento a dos cosas, a matar para vivir y en Clove. Ella sonríe en sueños y yo me sonrojo. Espero que no seamos el centro de atención. Aunque, con tanto romance en el 12, creo que nosotros somos un segundo plano.
Miro el cielo de la arena, hoy más oscuro. Sostengo mi espada con fuerza y espero a que algo nos perturbe. La escucho temblar unos minutos después por lo que me desprendo de mi chaqueta y se la pongo. Suelto una pequeña risita irónica. Es increíble que ella me preocupe tanto y que me halla… enamorado en medio de un ambiente en que solo hay muerte. Quizá sea una señal de que ambos tuvimos suerte en ese aspecto. No creo que hubiera podido matarla. Incluso vengaría su muerte. Suspiro y empiezo a tararear una canción que me recuerda a casa. Una bastante vieja. Del mundo antiguo. Claro, en ese podían expresarse libremente. Los envidio por eso algunas veces.
Cierro mis ojos y empiezo a pensar en cómo hubieran sido nuestras vidas en ese mundo. Se lo bastante de él como para proyectarlo con claridad, los autos, las casas, sin juegos, solo una vida… Me quedo pensando en eso y luego me quedo dormido.

Clove me despierta al amanecer. Me sacude ligeramente y el contacto de su mano con mi brazo me hace estremecer. Pero es una sensación agradable. Ella caza dos conejos. Les quita la piel y los cocinamos. Comemos en silencio aunque la miro todo el tiempo. Tiene el aspecto de una niña pequeña. La piel cremosa, ligeramente bronceada por el sol de estos días. Su pelo castaño largo recogido en una coleta. Sus ojos clavados en el suelo. Sus labios besando la carne del conejo que come. Sacudo la cabeza y me termino la presa.
− ¿Crees que algo interesante pase hoy? –pregunta mirándome. Un escalofrío me recorre la columna –Me refiero… pues a todo ese asunto de los “Trágicos amantes” y toda esa porquería.
− Sí –respondo sin dudar –si de verdad están tan enamorados como dicen estarlo, ya deben estar los dos aliados, besuqueándose y quién sabe qué más. ¿El chico amoroso sigue vivo?
Ella asiente.
− He estado atenta a cualquier cosa. Desde el anuncio de los dos ganadores, quiero saber a qué es lo que nos enfrentamos –ella continúa.
No digo nada, me quedo mirándola y esto parece incomodarla pues agacha la mirada y mira al suelo avergonzada y ruborizada. ¿Sabe ella que yo…? ¿Ella está…? No, eso no es posible. No he dado ningún indicio público de sentimentalismo con ella, o bueno… no en la arena. Sonrío con picardía.
− ¿Qué pasa? –su tono es cortante pero es inseguro.
Niego aún sonriente y me sumo en el recuerdo…
Llegamos de las sesiones privadas. No me encuentro cansado, todo fue pan comido. Me siento bien así que voy a mi habitación a descansar un poco, Brutus me da algunos consejos. La verdad no escucho mucho de lo que dice. Tengo todo controlado. Me llevan la comida a mi habitación pero tengo que tomar algo de aire. Después de todo mañana serán las entrevistas y tendré todo el día para trabajar en mi personalidad a exponer. Escucho algunos pasos y me giro. Ahí está. Clove. Siento una sensación de nervios y de inseguridad así que me aferro más fuerte al tubo del pequeño balcón donde estamos. Me vuelvo a la ciudad otra vez y trato de no pensar en otras cosas. Repaso una estrategia pero no logro enfocarme por completo.
− ¿Tampoco podías dormir? –su voz es cercana. Me vuelvo y la veo recostada en el marco de la puerta de cristal con los brazos cruzados, el cabello oscuro suelto y un camisón de pijama.
Niego al no poder responder con palabras.
Ambos nos quedamos en silencio mirando el colorido espectáculo de luces de noche del Capitolio.
− ¿Qué crees que será?... me refiero a la arena –pregunta acercándose hasta quedar a mi lado –quiero decir… no es que tenga miedo pero… siempre es bueno estar preparada ¿no?
No respondo… Siento sudor en las manos. Ella ríe entre dientes.
− ¿Recuerdas cuando éramos niños? Yo sí. Teníamos mucho miedo de entrar en la academia. Todos menos tú. Recuerdo que nos conocimos el primer día. No éramos muy diestros, tampoco astutos, ni siquiera sabíamos fingir… -hace una pausa -…todo cambia.
No dice nada más tras darse cuenta que no responderé. Pero en vez de eso, solo quiero mirarla. Su perfil es delicado y sus ojos muy expresivos. Es pequeña pero… demasiado fuerte. Quizá tenga la guardia baja ahora… ¿Qué?… ¿Por qué quiero besarte Clove? ¿Por qué?
Sin preguntar. Tomo su cara entre mis manos y aprieto mis labios con los de ella. Suaves y cálidos, peligrosos y tan atractivos. Me siento un minuto en medio de la nada. Se me olvida todo. Solo estoy con ella. Nada más…
−… Bueno como no me quieres hablar…iré a buscar Tributos yo sola. Tal vez me encuentre con los novios y los mate yo sola –concluye antes de levantarse y dirigirse al bosque.
Yo la sigo esperando que la suerte esté de nuestro lado.

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