Carmel empieza a dar duros golpes en mi
puerta. Lanza gritos desesperados para que nos levantemos. Abre mi puerta y me
lanza mi vestido de la Cosecha limpio. Me pide que me vista y yo le hago caso
con movimientos mecánicos. Me baño y me cepillo el pelo hasta dejarlo
totalmente liso. Light y yo nos encontramos en el vagón comedor donde podemos
ver el Capitolio: una ciudad impotente, que refleja todos los rayos de luz. Simulando
un arcoíris artificial. Dima y Nial salen vestidos con trajes algo elegantes.
Ella con un vestido corto color rojo y una chaqueta color negro. Él con un
traje de color ceniza.
Una multitud de gente colorida y modificada
nos saluda. Sus colores y rostros antinaturales me causan curiosidad pero ante
todo, miedo. Nos escoltan hasta el Centro de Renovación. Me separo de Light y
me entrego a los estilistas del Capitolio. Un hombre llamado Apolo con la piel
azul y las cejas de color amarillo chillón junto con dos mujeres, al parecer
gemelas: Leila y Jade, ambas con incrustaciones de joyas en sus brazos y rostro
junto con los dientes afilados y los ojos pintados de un tono fucsia; me bañan,
me sumergen en líquidos extraños que dejan mi piel tersa y mis brazos libres de
vellos. Me arrancan el de las piernas y cortan mi pelo tal y como Dima me había
dicho. Una mascarilla apestosa de color azul me cubre la cara y siento mis uñas
limarse mientras otra serie de baños me esperan. Arreglan mis cejas y me dejan
en una habitación esperando a mi estilista. Una mujer llamada Rya. Toco mis
cortos mechones de pelo marrón, me llegan hasta los hombros. En ese momento
entra una mujer alta, de piel clara y cabello rubio con marrón cortado hasta la
nuca. Tiene unos ojos color ámbar extrañamente familiares, Se ha aplicado
maquillaje negro en sus ojos y un labial color púrpura. Trae un vestido ceñido
de colores azules y lilas. Es lo menos monstruoso que he visto en estas últimas
horas.
− Tienes un carácter bastante fuerte, Ivy –dice
acercándose a mí –Nadie ha demostrado tanta fuerza en una cosecha como tú.
− Gracias. Debe ser por lo que he pasado
–respondo
−Tranquila, solo estoy aquí para ayudarte.
Queremos que destaques, que todo el mundo te recuerde ¿vale? –Sus manos pasan
por mi pelo corto –Te sienta bien.
Rya se sienta a mi lado y me tiende una mano.
− Sé que esto es difícil, he estado con estos
chicos por casi siete años. Desde que tenía veinte. Pero vengo a ayudarte y
necesito que confíes en mí –le tomo la mano y le sonrío.
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