lunes, 14 de mayo de 2012

Capítulo III

Aquí les dejo el tercer capí. Tal vez suba el cuatro en la tarde pues mañana no tengo clase :3




El tren va a una velocidad alucinante, la comida es absolutamente exquisita. No hemos visto a nuestro mentor ni mentora. Deben tener unos veinte o veintidós años cada uno. Sé que mi mentora será Dima Lux. La chica que ganó los quintos Juegos Del Hambre a sus quince años de edad cuando, gracias a un descuido del chico del siete, tomó su hacha y se la clavó en la espalda. Light recibirá ayuda de Nial Indumond, el chico que se presentó voluntario a sus dieciocho años y ganó los séptimos Juegos cuando mató a su aliada junto con el chica del diez en un acantilado. Nuestro tercer mentor está ayudando a los demás Distritos. El Capitolio se encarga de mandar otros entrenadores, casi todos agentes de la paz, para que ayuden a los demás Distritos. Somos afortunados, pues somos los únicos, con el Dos que tiene un entrenador propio para la chica y el chico. Dima entra en el vagón, es rubia, de ojos verdes y trae un conjunto de vaqueros negros y una blusa sin tirantes de color púrpura. Light y yo estamos comiendo un postre de chocolate y ella se queda mirándonos un rato. Se sienta de frente mío y me observa cuidadosamente.
− Tendremos que cortarte el pelo –dice. Su comentario no me molesta, es bastante normal y de hecho me lo quería cortar pronto –Darte un look más dinámico. En cuanto a ti –mira a Light –muy valiente de tu parte presentarte voluntario. Le caerás bien a Nial.
− ¿Dónde está él? –pregunta Light.
− Está organizando sus cuartos y está preparando una pequeña parada para que nos demuestren lo que pueden hacer –responde Dima.
Me quedo en silencio mientras escucho la voz de Carmel protestar cuando el tren se detiene. Me levanto del comedor y siento a Light seguirme con la mirada mientras camino detrás de Dima. Ella me lleva a mi cuarto donde me quito mi vestido y me pongo unos pantalones de color negro y una blusa de tirantes amarilla. Me recojo el pelo en una cola de caballo y salgo del tren.
El aire es cálido, nuevamente me invade la imagen del verano. El cielo se está volviendo de color rosáceo. Dima me enseña una caja plateada de plástico. La abre y veo varias armas. Hachas, cuchillos, lanzas, espadas y un arco con flechas. Me señala un árbol cuando tomo el arco en mis manos.
− Quiero que le dispares a aquel pájaro. Solo tienes una flecha –me indica. Me pongo en posición y apunto al pajarillo de color azul. La flecha sale disparada y le da al animal en el pecho, su cuerpo cae de la rama y Dima me sonríe con suficiencia. –Tienes destreza con el arco. ¿Puedes lanzar cuchillos?
Cojo un par en mis manos y trato de enfocarme en el punto medio del árbol. Uno da hacia la derecha del blanco, mientras que el otro sale disparado hacia los arbustos bajos. Hago una mueca. Y estudio la expresión dubitativa de Dima.
Sin su permiso me vuelvo hacia la caja y tomo una espada. Su mango es duro y algo pesado pero es bastante efectiva cuando empiezo a quitarle las ramas a un árbol joven. Finalmente la  clavo en todo el centro del árbol.
− Parece que tenemos un gran potencial aquí –me felicita Dima. Sonrío a medias y la miro a los ojos –Creo que es bueno que una chica como tú sea tan fuerte pero por lo menos di algo.
− No tengo muchos ánimos de hablar –respondo sentándome a un lado de la vía. Dima se sienta a mi lado.
− Sé cómo te debes estar sintiendo. No es fácil, ni siquiera si vives –admite aventando un cuchillo a un árbol de corteza blanca. –Los recuerdos te persiguen pero te hacen más fuerte, te recuerdan tu deseo de sobrevivir.
Mi cara se endurece y no digo una palabra más. Me quedo quieta mirando como Dima organiza las armas y las vuelve a meter en el tren. Justo en ese momento escucho las risas de Light y Nial. El último es un chico con la cabeza rapada, de unos veintiún años y de piel clara, sus ojos son verdes como las hojas de los árboles pero su mejilla izquierda está atravesada por una extraña cicatriz. Es musculoso y de la misma estatura que Light, trae una camisa con mangas largas de color blanco y unos pantalones negros. Se queda mirándome un rato mientras yo me siento absorbida en las entrañas del bosque.
− ¡Hey! –Dice Nial señalándome el tren – ¡Tenemos que seguir!
Me levanto a regañadientes y camino de nuevo hacia el tren. Me ducho y me pongo mi pijama que en sí es unos shorts negros y una camisilla de color gris. Ceno en silencio mientras que Nial y Dima discuten nuestras habilidades. Resulta que Light es un genio con la lanza y la lucha. También sabe cómo partirle el cuello a alguien, eso me hace tragar saliva. Dima afirma que sé bastante de armas. Además de que mi contextura es buena para escalar árboles o esconderme. Cosa que no hice pero al parecer le caigo bastante bien a Dima como para que me defienda. Me voy a mi cuarto pero siento que alguien me sigue de cerca. Me giro y veo a Light. Nuestros rostros están a escasos centímetros. Él parece estar inseguro al principio pero se acerca lentamente. Retiro mi rostro y le cierro la puerta en la cara.
Me recuesto sobre ella con la cabeza entre las manos y preguntándome qué será de mí en tan solo tres semanas.

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