El tren va a una velocidad alucinante, la
comida es absolutamente exquisita. No hemos visto a nuestro mentor ni mentora.
Deben tener unos veinte o veintidós años cada uno. Sé que mi mentora será Dima
Lux. La chica que ganó los quintos Juegos Del Hambre a sus quince años de edad
cuando, gracias a un descuido del chico del siete, tomó su hacha y se la clavó
en la espalda. Light recibirá ayuda de Nial Indumond, el chico que se presentó
voluntario a sus dieciocho años y ganó los séptimos Juegos cuando mató a su
aliada junto con el chica del diez en un acantilado. Nuestro tercer mentor está
ayudando a los demás Distritos. El Capitolio se encarga de mandar otros entrenadores,
casi todos agentes de la paz, para que ayuden a los demás Distritos. Somos
afortunados, pues somos los únicos, con el Dos que tiene un entrenador propio
para la chica y el chico. Dima entra en el vagón, es rubia, de ojos verdes y
trae un conjunto de vaqueros negros y una blusa sin tirantes de color púrpura.
Light y yo estamos comiendo un postre de chocolate y ella se queda mirándonos
un rato. Se sienta de frente mío y me observa cuidadosamente.
− Tendremos que cortarte el pelo –dice. Su
comentario no me molesta, es bastante normal y de hecho me lo quería cortar
pronto –Darte un look más dinámico. En cuanto a ti –mira a Light –muy valiente
de tu parte presentarte voluntario. Le caerás bien a Nial.
− ¿Dónde está él? –pregunta Light.
− Está organizando sus cuartos y está
preparando una pequeña parada para que nos demuestren lo que pueden hacer
–responde Dima.
Me quedo en silencio mientras escucho la voz
de Carmel protestar cuando el tren se detiene. Me levanto del comedor y siento
a Light seguirme con la mirada mientras camino detrás de Dima. Ella me lleva a
mi cuarto donde me quito mi vestido y me pongo unos pantalones de color negro y
una blusa de tirantes amarilla. Me recojo el pelo en una cola de caballo y
salgo del tren.
El aire es cálido, nuevamente me invade la
imagen del verano. El cielo se está volviendo de color rosáceo. Dima me enseña
una caja plateada de plástico. La abre y veo varias armas. Hachas, cuchillos,
lanzas, espadas y un arco con flechas. Me señala un árbol cuando tomo el arco
en mis manos.
− Quiero que le dispares a aquel pájaro. Solo
tienes una flecha –me indica. Me pongo en posición y apunto al pajarillo de
color azul. La flecha sale disparada y le da al animal en el pecho, su cuerpo
cae de la rama y Dima me sonríe con suficiencia. –Tienes destreza con el arco.
¿Puedes lanzar cuchillos?
Cojo un par en mis manos y trato de enfocarme
en el punto medio del árbol. Uno da hacia la derecha del blanco, mientras que
el otro sale disparado hacia los arbustos bajos. Hago una mueca. Y estudio la
expresión dubitativa de Dima.
Sin su permiso me vuelvo hacia la caja y tomo
una espada. Su mango es duro y algo pesado pero es bastante efectiva cuando
empiezo a quitarle las ramas a un árbol joven. Finalmente la clavo en todo el centro del árbol.
− Parece que tenemos un gran potencial aquí
–me felicita Dima. Sonrío a medias y la miro a los ojos –Creo que es bueno que
una chica como tú sea tan fuerte pero por lo menos di algo.
− No tengo muchos ánimos de hablar –respondo
sentándome a un lado de la vía. Dima se sienta a mi lado.
− Sé cómo te debes estar sintiendo. No es
fácil, ni siquiera si vives –admite aventando un cuchillo a un árbol de corteza
blanca. –Los recuerdos te persiguen pero te hacen más fuerte, te recuerdan tu
deseo de sobrevivir.
Mi cara se endurece y no digo una palabra más.
Me quedo quieta mirando como Dima organiza las armas y las vuelve a meter en el
tren. Justo en ese momento escucho las risas de Light y Nial. El último es un
chico con la cabeza rapada, de unos veintiún años y de piel clara, sus ojos son
verdes como las hojas de los árboles pero su mejilla izquierda está atravesada
por una extraña cicatriz. Es musculoso y de la misma estatura que Light, trae
una camisa con mangas largas de color blanco y unos pantalones negros. Se queda
mirándome un rato mientras yo me siento absorbida en las entrañas del bosque.
− ¡Hey! –Dice Nial señalándome el tren –
¡Tenemos que seguir!
Me levanto a regañadientes y camino de nuevo
hacia el tren. Me ducho y me pongo mi pijama que en sí es unos shorts negros y
una camisilla de color gris. Ceno en silencio mientras que Nial y Dima discuten
nuestras habilidades. Resulta que Light es un genio con la lanza y la lucha.
También sabe cómo partirle el cuello a alguien, eso me hace tragar saliva. Dima
afirma que sé bastante de armas. Además de que mi contextura es buena para
escalar árboles o esconderme. Cosa que no hice pero al parecer le caigo
bastante bien a Dima como para que me defienda. Me voy a mi cuarto pero siento
que alguien me sigue de cerca. Me giro y veo a Light. Nuestros rostros están a
escasos centímetros. Él parece estar inseguro al principio pero se acerca
lentamente. Retiro mi rostro y le cierro la puerta en la cara.
Me recuesto sobre ella con la cabeza entre las
manos y preguntándome qué será de mí en tan solo tres semanas.
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