Algo tarde pero aquí está! El Octavo capi.... Me costó un poco escribirlo pero aquí esta. Tal vez mañana suba otro porque estoy en cama y con un tobillo inflamado, quizá con alguna fisura. Pero bueno. Mejor. No voy al cole mañana. Aqui les dejo. Disfrutad!
Light me sostiene en el aire y empiezo a
descender dando vueltas a su alrededor. Nos miramos a los ojos y siento su
aliento en mi rostro. Una mezcla de miel y hojuelas. Justo cuando toco el suelo
sus brazos parecen estrecharme más. Me quedo quieta, estoy paralizada con mis
emociones que no consigo reaccionar hasta que siento sus labios cálidos
presionar los míos. Me quedo petrificada y soy un torbellino de emociones.
Sorpresa, Confusión, Alegría y hasta…deseo. Sus labios tienen aquel sabor a
miel y manzanas verdes que logro distinguir producto de nuestro desayuno en la
mañana.
Me aparto unos diez segundos después. Sus ojos
están abiertos y tienen un matiz color ámbar y un brillo inusual. Una media
sonrisa se cuela en su rostro mientras mira el suelo. No digo nada. No puedo.
No es correcto. En su lugar me toco los labios esperando sentirme culpable.
Pero lo único que logro sentir son cosquillas en mi estómago. Me digo a mi
misma que Kirk es quien me espera en casa. Quien debe estar rogando para que
todo esté bien. Pero… Light es…
Lo miro de nuevo, aún sigue con una sonrisa en
su rostro.
−Me…me tengo que ir –digo al fin con la voz
cortada y la expresión llena de asombro.
Me doy media vuelta antes de caminar hacia los
Centros de Entrenamientos.
− ¡Ivy! –Grita Light -¡Espera!
Empiezo a correr hacia el Centro de
Entretenimiento con una sensación extraña. Llego al elevador y aprieto el botón
al primer piso. El elevador se cierra a unos segundos de que Light me alcance.
Suspiro de alivio antes de llegar a nuestro piso.
Me doy un largo baño y veo que mis pies están
demasiado adoloridos. Me siento fatal así que le digo a Dima. Ella no se
preocupa por los entrenamientos y me lleva a una planta subterránea donde queda
la enfermería o el hospital. Unas mujeres con uniformes blancos y de piel del
color de la tiza. Me aplican una serie de pomadas en mis pies y los vendan con
cuidado. En ese momento veo al chico del 12. Su rostro está destrozado y lleno
de cicatrices de cuchillos. Frunzo el ceño a imaginarme qué fue lo que pasó
pero llego al elevador junto con Dima antes de poder sentir lástima por el
chico de doce años.
Voy a los entrenamientos como todas las
tardes. Me dedico a perfeccionar mi conocimiento en plantas y a cortar algunos
muñecos con una espada delgada. Light se aparece unos cinco minutos después de
que yo llego. Liam y Dan me están contando su estrategia para los Juegos que en
realidad solo consiste en cazar de noche a los Tributos y demás. Yo me limito a
asentir aunque centro toda mi mirada en Light. Quien parece enojado y tenso. Me
mira dos segundos y aparte la mirada. Eso me duele, no quería causarle esa decepción,
quizá cometí un error.
Bajo la mirada sintiéndome pésimo. Liam trata
de animarme con alagar a su entrenadora. Ganó los Juegos el año pasado y tiene
quince años. Sonrío a medias pero no me siento mejor. Los Entrenamientos
terminan y nos dicen que mañana tendremos las sesiones Privadas con los
Vigilantes. A parte de que luego, en la noche será el Show de Talentos. El
tiempo aquí se agota y no sé de verdad qué hacer. No me cruzo con Light en el
elevador. Eso es mala señal. Llegamos a la cena y Carmel me empieza a gritar por
no usar calzado adecuado para mis lesiones. Me exige tenderme en cama hasta que
un avox me haga un masaje para mañana.
Gruño y doy pisadas fuertes a mi habitación.
Me cambio y espero tendida en mi cama. Repaso el baile en mi cabeza cuando en
la puerta toca alguien ligeramente.
−Adelante –digo y la puerta se abre
tímidamente.
Me quedo muda cuando lo veo. Él deja caer el
agua y todo lo que carga cuando me mira. Empiezo a sentirme ansiosa y llena de
pánico. Pensé que estaba muerto, que estaba preso o sirviendo en las
alcantarillas.
A mi hermano Loren.
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