Nuestras miradas se cruzan y no soy capaz de
contener las lágrimas. Lo veo recoger los pedazos del jarrón lleno de agua
esparcidos en el suelo. Me lanzo a ayudarlo. Veo sangre surgir de sus manos y me
preocupo. Tomo aquellas manos de color crema que no tocaba hace más de diez
años y las examino con cuidado. El las aparte y se lleva un dedo a los labios
indicándome que haga silencio. En el Capitolio nadie tiene permitido tratar con
avox de semejante manera. He escuchado de Carmel y a muchos entrenadores
soberbios como los del cuatro, gritarles a ellos e incluso golpearlos como si
fueran animales. Yo no soy muy buena tomando parte de una discusión pero en
este caso. Solo puedo decir que son seres humanos.
Loren me mira con sus ojos marrones. Parece
feliz de verme y yo, estoy conmocionada. Sin embargo no puedo darme el lujo de
preguntarle qué ha sido de él en tantos años porque sé que por más que quiera.
No podrá responderme. Él abre su boca y veo sus dientes blancos y nada más. Su
lengua desapareció. Mutilaron su boca para asegurarse de que jamás pudiera
decir algo en contra del Capitolio. Doy un golpe al suelo lleno de pedazos de
jarrón y me corto una mano. Loren me ve y me examina con cuidado. Saca una
toalla blanca de su bata roja y me la pone en la palma sangrante. Me ayuda a
levantarme y me indica que me acueste. Sale de mi habitación dejándome sola con
una tristeza y alegría infinita. La primera, producto de ver su tortura y la
segunda por saber que está vivo. Ahora los estúpidos Juegos no valen nada. Nada
tiene sentido con esto al descubierto.
Luego de unos minutos. Loren vuelve a entrar
en la habitación con una pomada de olor a menta. Unas vendas y seguido de otra
chica avox de pelo rubio y ojos marrones. Su apariencia me recuerda a Light y
más que todo a…
Melanie.
Miro a Loren y me estremezco. El niega con la
cabeza diciéndome que no es quien yo creo. Loren me aplica la pomada en mis
manos y me retira aquella toalla ensangrentada. Me pone una venda sobre los
cortes mientras que la chica rubia me aplica un spray en los pies y los masajea
lentamente. Escucho a Light gritar de preocupación en frente de mi habitación.
− ¡¿Dónde demonios está?! –grita cuando la
chica avox rubia cruza la habitación con la toalla ensangrentada y el desastre
consigo -¡Ivy!
Loren me mira y señala con la cabeza a la
puerta. Le señalo mis labios y el levanta las cejas y sonríe con complicidad.
No puedo evitar devolverle esa sonrisa que me acompañó desde que era una niña
pequeña. Es muy agradable verlo de nuevo.
Loren se levanta y se marcha. Lo tomo de la
muñeca. El niega con la cabeza ligeramente y luego lo suelto. Veo en sus ojos
marrones que más tarde nos veremos así que lo dejo marchar.
Light entra y cruza miradas con Loren, pero no
parece importarle, ni siquiera recordarlo. Lo único que ve es a mí. Tendida en
la cama con las manos vendadas. Le doy una última mirada a Loren quien sonríe y
cierra la puerta a sus espaldas.
− ¿Estas bien? –Pregunta con un atisbo de
histeria –Siento haberte dejado sola y también…
−Yo no –respondo siendo lo más sincera
posible. Sé que no estuvo bien para él, pues él considera que Kirk y yo no
tuvimos el tiempo que nos correspondía, pero…
Pero no me siento así. Ni culpable, ni
enojada. Solo que, supongo que no era el momento… Pero algo de Loren me hizo
ver que nunca hay momentos específicos para las cosas. Porque no sabes si
vivirás o podrás disfrutarlos.
Kirk puede estar esperándome en casa con rosas
y un montón de cosas por vivir. Pero por más que pienso en ello, no puedo verme
en esa situación. No así, no con las probabilidades que tengo de salir de esta
prisión de secretos, misterios y muerte. Quizá llegó demasiado tarde para mí.
Quizá el hecho que Light esté aquí, en el Capitolio. Días antes de mí “no-esperada-muerte”
es algo que la vida me quiera decir. El ver a Loren cambió todo.
No hay
segundas oportunidades –pienso.
Miro los ojos de Light, marrones profundos con brillos en tonos ámbar. Él toma
mis manos entre las suyas. Duelen pero
no puedo evitar sentirme avergonzada. Era increíble como en tan solo unos pocos
días. Este chico desconocido de la Cosecha quien me conocía más que yo misma.
Quien se sacrificaría por mantenerme tal y como estoy ahora. Cómo tan solo el
hecho de que me dijera que me quería parecía bastar en medio del caos. La vida
me quería junto a él ahora.
Y yo también.
Sin pensarlo lo beso. Sus labios son suaves y
tiernos. El sabor a manzanas sigue allí y sé que se alegra de que le haya
respondido así. Toco su mejilla con mi mano y siento sus brazos hacerse alrededor
de mi cadera. Lo beso sin pensar en nada más que en el ahora. Puede que
vivamos. Puede que regresemos. Puede que Kirk me espere.
Pero no puedo hacerlo yo.
Él es el primero en apartarse. Me mira con un
brillo inusual en los ojos. Nos miramos el uno al otro. Ambos sonreímos antes
de escuchar a alguien acercarse a la habitación. Las voces de Dima y Nial
irrumpen en la habitación.
− Hola chicos –dice Nial mirándonos. Dima abre
los ojos sorprendida por lo que noto la poca distancia que hay entre los dos.
− ¿Interrumpimos algo? –pregunta Dima.
Me aparto un poco de Light.
−En realidad solo estábamos hablando –digo.
Dima asiente lentamente mientras que Nial no parece muy convencido.
−Bueno, solo queríamos avisarles que Rya y Colt
vendrán en unos minutos para sus trajes del Show de Talentos –dice Nial –Light es
mejor que esperes a Colt en tu habitación. Vamos
Light me mira antes de despedirse con una
sonrisa.
− Adiós
− Hasta mañana –respondo
Nial y Light desaparecen. Dima me mira con una
sonrisa de complicidad. Al parecer tiene algo que decirme.
Nos quedamos en silencio. Miro mis pies y los
toco. Me quito las vendas y veo mis manos totalmente curadas.
− ¿Me dirás qué pasa entre él y tú? –pregunta cruzándose
de brazos.
− ¿Tengo que? –hago una mueca.
− Creo que no es momento de guardarnos
secretos. He sido sincera contigo –dice.
Recuerdo sus conversaciones nocturnas con Nial
y Rya y me hace enfurecer.
− Y yo creo que me estás diciendo mentiras –ella
me mira sorprendida –No creas que he sido tan tonta. Tus conversaciones
nocturnas son tanto tuyas como mías, o bueno, me implican todo el tiempo así
que…
En ese momento llega Rya con mis estilistas.
Le dedico una mirada a Dima quien se marcha con la cabeza baja. Dejo que se
marche sin ni siquiera mirarla. Trato de parecer relajada con Rya. Por lo menos
ella parece menos entrometida que Dima. Rya me toma unas medidas. Confirma en su
cuaderno antes de traer una bolsa grande. Saca un vestido asombroso de
bailarina. Con decorados en espejos en la parte delantera. Lo acompañan unas
zapatillas rojas. Hay un tocado de diamantes y ónices. Es una corona que pasa
por toda mi frente.
Me lo pongo y me queda perfecto. Me miro en el
espejo de cuerpo entero y suelto un suspiro de asombro. Rya me ha convertido en
una princesa bailarina. Le doy un abrazo. A pesar de lo que me oculte tiene
algo que me hace sentir agradecida y no sé por qué.
Ella me abraza y luego se despide al igual que
los estilistas. Ellas se marchan y luego entra Loren con mi cena. Aparentemente
las cosas están bastante tensionadas entre todos. Nadie quiere ver a nadie. O
bueno, yo sí quiero ver a alguien.
Le pregunto cosas cuya respuesta sea
afirmativa o negativa. O bueno las susurro. Le pregunto si Light ya comió y el
me mira divertido. Asiente lentamente antes de irse. Tomo un baño y examino mis
pies totalmente curados y sin dolor.
Me pongo unos shorts blancos, unas pantuflas
negras y un jersey naranja. Salgo a mi habitación y veo los platos de mi cena
sobre la cama. Decido recogerlos y llevarlos a la cocina. Está oscuro y camino
con cuidado hasta la cocina. Dejo los platos en el lavabo. Mi corazón se
estremece en frente de la habitación de Light. Me dispongo a tocar cuando mi
puño se detiene a pocos centímetros de tocar la puerta. Debe estar dormido. No
puedo molestarlo. Suspiro y bajo la cabeza. La puerta se abre y lo veo. Está
sin camisa, tal y como en la práctica de esta mañana. Trae unos pantalones
grises y no lleva zapatos. Nos miramos y luego sonreímos.
−Iba a tu habitación –dice –Necesitaba preguntarte
algo.
− ¿Sí?
− Lo que pasó hace un rato en tu habitación… y
esta mañana en las prácticas… ¿Fue real? –Le sonrío –Me refiero a que… ¿Los
sentiste real?
Él espera una respuesta de palabras. Yo solo
lo beso de nuevo. El me devuelve. Siento vértigo y felicidad. Ya no estoy
confundida. Nunca más.
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