Veo sus cuencas vacías y sus manos temblorosas
buscando algo con que apoyarse o quizá es a mí a quien buscan. Trago el nudo en
mi garganta que se acababa de formar y me quito la venda de mi tobillo y se la
coloco alrededor de sus párpados llenos de sangre.
− Ivy ¿eres tú? Hueles a Ivy –dice olisqueando
mi brazo. Eso me hace derramar algunas lágrimas. Él no se merecía esto.
− Hola –digo con la voz ronca y las manos
temblorosas.
− Qué mala pinta tengo ¿eh? –su intento por
alegrarme solo me hace sentir peor. Pronto la venda se vuelve tan oscura como
el líquido en mis manos.
No digo nada solo me trago las lágrimas y la
rabia. Me muerdo el labio y lo ayudo a levantarse. Me sostengo de su brazo y lo
llevo al río. Él se baña la cara pero cierra los párpados. Yo me quedo en la
orilla. Liam camina inseguro por el pequeño riachuelo hasta que solo se sienta
cerca de mí.
Logro ver un corte profundo en su abdomen, en
su cuello y en el antebrazo. Está bastante mal.
− ¿Ya desinfectaste esas heridas? –pregunto
sintiéndome estúpida.
− No, en cuanto Dan terminó con mis ojos salí
huyendo sin dirección, creí que vendrían mutos a rematarme. De hecho no tengo
ya posibilidades de ganar. No así –dice.
Me quedo en silencio recopilando imágenes
imaginarias de todo lo que le pasó. Dan debió estar enfurecida de verdad para
hacer eso.
Escucho la cascada y remuevo la venda de mi
frente y se la coloco a Liam. Nos quedamos quietos. Yo, esperando a que todo
sea solo una pesadilla morbosa y tenebrosa que solo viene acompañada de gritos,
sangre y muerte. Y él buscando la seguridad para pronunciar lo siguiente.
− Mátame –pide
Lo miro confundida. El solo parece esperar.
−… Cuando vine a los Juegos, y los conocí a
Light y a ti me dije que si debía morir, quería que alguno de ustedes me matara
–suspira –no quiero seguir así, Ivy. No es por eso –señala sus párpados
cubiertos por venda –es porque no quiero ser parte de esto, sé que mi familia y
amigos lo superarán pero… alguien tiene que ganar y después de todo. Siempre
supe que serían ustedes.
− ¡Estás loco! No voy a matarte, he matado ya
a muchos –digo con la voz ronca.
− ¿Cuál sería la diferencia entre ellos y yo?
¿Qué me conoces? ¿Qué hablaste conmigo? –pregunta –Matarías a Dan sin pensarlo.
¿Por qué?
− ¡Es muy diferente! Ella nos ha lastimado a
todos. Es una psicópata. Tú no –respondo –Además ¿qué me puede traer de bueno
matarte? Otra pesadilla.
− Sabrás manejarlo
− ¡No! ¿Siquiera has pensado en vengarte? –pregunto
tratando de evadir la conversación-
− Sí, pero eso es trabajo de terceros. De tú y
de Light.
− ¿Cómo puedes decir eso?
− Creo que sé que ustedes vengarán más cosas
que yo –concluye –ahora mátame.
− No, Liam. No te mataré
En ese momento un crujido entre los arbustos
nos hace temblar. Liam permanece rígido mientras que yo me levanto de un tope.
Tomo el cuchillo que siempre está en el bolsillo de mi pantalón y le quito las
vendas en las que está envuelto. Me duele el tobillo y la cabeza pero no puedo
quejarme. Así son los Juegos.
Escucho un ligero disparo de flecha o algo.
Logro esquivarlo pero cuando volteo veo a Liam con la flecha clavada en el
pecho. Corro hacia él. Otra flecha. La tomo de la orilla del rio y es cuando me
percato…
No es otro Tributo, todos los carcajes los
tengo yo. Además es casi imposible disparar una flecha sin un arco y yo tengo
el único. Esto no es una flecha. Es una especie de
espina y de dardo. Veo salir al muto como un puercoespín con patas y cola de
lagarto. Sus ojos brillan en un color amarillo espeluznante. No puedo hacer
nada. Con un simple cuchillo solo me acercaría lo suficiente como para que
disparara otra de sus letales espinas. No puedo gritar, eso llamaría a los
demás Tributos a una lucha a sangre aquí. Y no puedo dejar a Liam morir.
La lengua viperina de la bestia es viscosa y
noto que tiene sangre en los dientes. No solo nos mata con las espinas. También
nos come. Tiemblo del miedo y miro a la cueva. Light no está despierto y mucho
menos Nik. Solo algún tipo de evento milagroso nos salvará de esta. Pero para
mí es el fin.
En ese momento veo una serie de cuchillos
flotar hacia la cabeza del muto. Que cae al tercer impacto de un cuchillo en su
cabeza. Miro impresionada y veo a Nik a unos cuantos metros de nosotros. Su
pelo oscuro brilla aún más, pero me sorprendo al verlo con lentes. Tiene media
docena de cuchillos en sus manos y mira al muto con desagrado.
− ¿Están bien? –pregunta.
Niego con la cabeza y le dejo ver a Liam quien
por la sangre que está escupiendo no es capaz de pronunciar palabra.
− Wow, eso sí es una muerte tortuosa –dice.
− No me estás ayudando Nik. ¿Qué podemos
hacer? –pregunto con la voz dura y triste.
El medita un rato y mira el cuerpo de Liam
quien en este instante solo puede estarse ahogando en su propia sangre mientras
el que el veneno de la espina lo quema por dentro.
− Ivy, creo que lo único que podemos hacer es
cortarle el dolor –dice Nik –debemos matarlo.
− ¿Qué? Tiene que haber otra forma…
− ¡Míralo Ivy, está sufriendo como mil
demonios! Si tu y yo estuviéramos en su situación apuesto que pensarías lo
mismo –me responde Nik.
Derramo un par de lágrimas sobre la cara
demacrada de Liam. Era un buen chico. Quizá tenía a alguien a quien volver a
ver en su Distrito. Una novia, sus padres, hermanos quizá. No era peor que
nosotros. Solo terminó siendo un chico que destinan a morir en contra de su
voluntad. Pienso en su dolor y le hallo sentido a sus palabras y a las de Nik.
Asiento pero dejo que Nik lo haga.
El toma un cuchillo y lo posa sobre su pecho.
El cuchillo entra en su corazón al mismo
tiempo que suena el cañonazo y veo su rostro en el cielo.
Quedamos 7.
No hay comentarios:
Publicar un comentario